La llegada de Obama a la Casa Blanca y una mayor relación con América Latina serán centrales para la isla en los próximos años
El hotel Habana Libre es la metáfora perfecta de Cuba. Ningún otro edificio de la isla representa al mismo tiempo el pasado de color verde-dólar, la revolución y el incipiente capitalismo mixto. En esta mole de hormigón, construida por la Compañía Hilton International Hotels, la comandancia revolucionaria se instaló durante parte del año 1959. Y, tras rebautizarlo como Habana Libre, Fidel lo expropió para el pueblo cubano. Desde 1997, el hotel es una empresa mixta que resume el capitalismo light de los Castro para el siglo XXI: inversión de un grupo español y del Estado cubano.
La habitación donde Fidel Castro pasó unos meses la número 2.324 está cerrada a cal y canto. Dentro hay un piano, recuerdos embalsamados. Fuera, una vorágine de capital empapa los 23 pisos, restaurantes, joyerías, discotecas y tiendas del Habana Libre For Export.
"La inversión extranjera es buena para el hotel", asegura Yordanka Medina, del área de Relaciones Públicas. Pero basta observar el Habana Libre para ver las grietas de la fórmula. El pasado 31 de diciembre, el caos reinaba en el hotel. Una tubería explotó. El sistema eléctrico, dañado. Sólo funcionaba un ascensor.
La llegada del capital a Cuba, de momento, es como ese único ascensor en funcionamiento. O conmigo el Gobierno cubano o contra mí. Pero para muchos es un signo de apertura. La cubana Lisset Toledo, de la consultora habanera Gilmar Investments, es optimista: "Cada vez hay más extranjeros interesados en invertir. Aunque aún hay recelo".
Para Carlos Malamud, del Real Instituto Elcano, la "apertura económica es insuficiente". El cambio político, matiza, está muy distante. "El modelo chino o vietnamita es inviable. Tras una apertura económica llega la presión política", asegura a Público Joaquín Roy, director del European Union Center de Miami.
El vestíbulo del Habana Libre es un hervidero. Los ascensores siguen bloqueados. Algunos turistas brasileños chapurrean portuñol. Hay argentinos, mexicanos. "Brasil acaba de abrir oficina comercial. Será importante", afirma Lisset Toledo. ¿La vuelta de Cuba al corazón político y económico de América Latina podría hacer que el futuro de la isla no dependa de la caída del bloqueo?
Para Lia Valls, de la Fundación Getulio Vargas de Río de Janeiro, podría ser: "La mejora de la economía de Cuba depende de la entrada de capital extranjero. De algunas inversiones clásicas Canadá, España, de otras más recientes Rusia, China, y mucho de la ola de inversiones del sur".
La agenda latina de Raúl Castro, casualmente, será intensa en 2009. Recibirá a la presidenta argentina, Cristina Fernández, en enero. Después, a la chilena Michelle Bachelet. Y también a Felipe Calderón, presidente de México, tras una larga guerra fría de desencuentros. Para Joaquín Roy, el vínculo latino será importante, pero insuficiente para reactivar la economía.
Carlos Sebastián Gascón, del Instituto Complutense de Análisis Económico (ICAE) afirma que la clave está dentro de Cuba: "La reducción de la intervención del Gobierno cubano contribuiría a desatar la iniciativa de los cubanos".
Un estadounidense de raza negra (con estilo de Malcom X) charla relajado en el salón del Habana Libre. Al hotel, y a Cuba, llegan algunos turistas estadounidenses vía México o Jamaica. Pero pocos. Antes de la revolución eran millones. Incluso dieron la bienvenida a Castro, el 8 de enero de 1959, arrojando por las ventanas del Hilton pedacitos de papel. "Realmente no tenemos las condiciones para una avalancha de turistas yanquis", dice una empleada del hotel.
El Gobierno cubano, que ha declinado hacer declaraciones a Público, ha apostado todo al negro Barack Obama, pero hasta un reblandecimiento del embargo crearía problemas logísticos para Cuba. "Hay que modernizar la infraestrutura del país", precisa Valls.
¿Y caerá el bloqueo tras la salida de Bush? Un diplomático español confesó a Público en La Habana que Obama consultó al Gobierno Zapatero sobre Cuba. Y que Obama "tiene claro" que el bloqueo es anacrónico, aunque es difícil que "lo levante a corto plazo".
Claudio Fuentes, director del Instituto de Investigación en Ciencias Sociales de Chile, considera que las "reformas de Raúl" no son suficientes. Y que por eso Obama apenas "facilitará a los familiares de cubanos visitar a la isla". Ni siquiera liberará el turismo.
Tony, el vigilante de la piscina del Habana Libre, cuenta que sólo se entra consumiendo 15 cuc (pesos convertibles), el salario mensual de un cubano. En las tiendas del hotel apenas entran extranjeros. Un habano Cohiba, 15 euros. Un collar de plata, 224 euros. La cena de fin de año, 100 cuc.
El Habana Libre la Cuba hecha para el turista es inaccesible para los cubanos. No sólo económicamente. Algunas reformas de Raúl, como permitir a los cubanos entrar los hoteles, no se cumplen. Dos jóvenes cubanas protestan en el vestíbulo: a su prima, que vive en Italia, le prohibieron hospedarse.
¿Cuánto falta para el rebautizo del hotel/isla? ¿Habana capital libre? ¿Cuándo se arreglarán los ascensores para la inversión? Yenier Pedroso, un joven al que no le han dejado pasar al hotel que Fidel expropió para el pueblo, pone la pelota del futuro en el tejado de los Castro: "Obama no cambiará esto. Lo que yo querría es pagar una noche con mi salario. Ese día, Cuba habrá cambiado".